Hay fines de semana emocionantes, llenos de noticias. El pasado fue uno de ellos. Y la actualidad subió algunos grados cuando ayer domingo, sobre las cinco menos diez de la tarde, llegaban decenas de llamadas al 112 alertando de que un helicóptero se había desplomado sobre El Puerto de Santa María. El panorama era espeluznante, olor a gasoil (menos peligroso que la gasolina), espuma antiincendios, policías, calles acordonadas y mucha tensión. Los tres ocupantes salvaron milagrosamente la vida.
Algunos vecinos colaboraron valientemente en la evacuación de los heridos y el alcalde de El Puerto, Enrique Moresco, estuvo al frente del operativo, dando información y facilitando el trabajo a los periodistas, como debe hacer un responsable público.
Desde aquí mis sinceras felicitaciones a él y a su periodista, Susana Cabanelas, de guardia el fin de semana. Buen trabajo. Si fue milagro o no, lo no sé, pero los tripulantes pueden dar gracias a la Virgen de los Milagros, sobre la que casi se estrellan. La historia es increíble y alimentará el acervo popular portuense. Viva mi iPhone.
Algunos vecinos colaboraron valientemente en la evacuación de los heridos y el alcalde de El Puerto, Enrique Moresco, estuvo al frente del operativo, dando información y facilitando el trabajo a los periodistas, como debe hacer un responsable público.
Desde aquí mis sinceras felicitaciones a él y a su periodista, Susana Cabanelas, de guardia el fin de semana. Buen trabajo. Si fue milagro o no, lo no sé, pero los tripulantes pueden dar gracias a la Virgen de los Milagros, sobre la que casi se estrellan. La historia es increíble y alimentará el acervo popular portuense. Viva mi iPhone.