Comentario de OPINIÓN.
Por Pedro de Tena:
La verdad es que pocas veces me he reído tan a gusto como en la nueva serie de Antena 3, “Los hombres de Paco”, una divertida comedia de situaciones paralelas y entrecruzadas. En ella, y para quien no la haya visto aún los domingos por la noche, un grupo de policías nacionales ubicados en una Comisaría en la que el jefe es de la familia, no da una a derechas, mezcla de torpeza e ingenuidad. Al final todo sale bien, como a Charlot o al inspector Clouseau, debido a que tanta negación al final – regla matemática -, produce afirmación. Menos por menos, más.
Y esta madrugada, tras la sonrisa, la risa y, no pocas veces, las carcajadas de ayer, he soñado con ZP. No, no estoy loco. Lo que ocurre es que hay ocasiones en que la psique se va a pique, agobiada por las sinrazones que la asedian cotidianamente. Y soñé con él como si fuera Paco, el tonto de la película. Como él, ZP tiene algunos hombres –Maragall, Pepiño, López, el viejo comisario González -, que están poniendo su demarcación, España, patas arriba sin dejar títere con cabeza.
El problema es que, al final, debe arreglarse todo. Pero eso sólo ocurre en la serie y a Paco. Con lo lejos que están llegado las cosas por el acoso y derribo de la Constitución y por la imposición de espíritus bien lejanos al de la reconciliación que guió nuestra transición, ¿qué guionista será capaz de enderezar este monumental entuerto? En mi opinión, todos nosotros, actores libres de la sociedad española que debemos impedir que los guionistas de ZP nos conduzcan a un final infeliz.