El periodista Javier Caraballo, redactor jefe de El Mundo de Andalucía, analiza a "los dos Pizarros":
Hay dos pizarros en la vida contemporánea de los andaluces. Dos referentes electorales para marzo. El uno, Luis Pizarro Medina, es un tipo bonachón, de Alcalá de los Gazules, que ha tenido el mérito de ascender en el organigrama del PSOE desde correveidile a secretario de organización. La anécdota más llamativa que cuentan de él en el PSOE es aquella con Borbolla de presidente, cuando en una noche de recuento electoral comenzó a anotar resultados en un papelón de pescado frito y, con las cuentas hechas, estampó la estraza grasienta, emborronada de bic, en la mesa del secretario general socialista. Y todos se quedaron admirados de la rudeza.
Lo cuentan, todavía entre risas, como metáfora de vida, pero es seguro que Luis Pizarro Medina también conserva aquella anécdota para reivindicarse sí mismo: Treinta años después de su primer cargo público como concejal en Cádiz, sigue en las listas del Partido Socialista y se ha convertido en la mano derecha de Chaves en el partido. Ya lleva veintidós años en el Parlamento andaluz, y cuando acabe la próxima legislatura, superados los sesenta y cinco años, podrá jubilarse si quiere. Y su profesión de administrativo sólo será una anécdota en el curriculum. Mirando así las cosas, después de todo lo que ha llovido en el PSOE andaluz, que si guerristas, que si borbollistas, que si renovadores, seguro que Pizarro se ve como un gran superviviente, un tipo habilidoso que ha sabido surcar los oleajes y anclar su barco en pleno banco de atunes. El otro Pizarro, Manuel Pizarro Moreno, .... (el resto del artículo)