21 sept 2010

Le van bien los negocios...


...al empresario isleño Manuel García Gallardo, inmerso aún en litigios con la Zona Franca de Cádiz por el asunto Quality Food. Vinculado sentimentalmente a la actual delegad de Medio Ambiente en la provincia de Cádiz, Silvia López, el empresario está hoy de enhorabuena. Su compañía va viento en popa. El Consejo de Gobierno ha autorizado esta mañana un incentivo reembolsable de 1,74 millones de euros a la firma gaditana Brassica Group, con el fin de respaldar el proyecto de su nueva planta industrial de producción de platos preparados en Escúzar (Granada).

Esta iniciativa, que supondrá una inversión total de 4,1 millones de euros, permitirá la creación de 75 nuevos empleos indefinidos que se sumarán a los 333 con que cuenta la empresa, todos ellos en Andalucía. La ayuda aprobada por el Consejo se destinará a la adquisición de los equipos necesarios para el funcionamiento de la planta. Esta maquinaria, que supone un coste total de 2,76 millones de euros, incorpora las últimas innovaciones tecnológicas para la elaboración de los denominados productos de V gama (aquellos que se someten a tratamientos de calor y procesos higienizantes) con características nutricionales, sanitarias y de calidad y seguridad alimentaria superiores a las del mercado actual.

La factoría se ubicará en unas instalaciones del Parque Metropolitano Industrial y Tecnológico de Granada, de 2.670 metros cuadrados de superficie y construidas en el marco del Programa de Fomento de Naves Industriales, que desarrolla la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia. Junto con la planta industrial, el proyecto incluye también la creación de un laboratorio para la investigación en nuevos productos.

Brassica Group es una empresa de origen familiar con sede en San Fernando (Cádiz) y más de 40 años de experiencia en servicios especializados de alimentación y distribución alimentaria. En sus instalaciones de Escúzar, producirá y comercializará una gran variedad platos preparados con destino a cubrir la demanda de colegios, comedores de empresa, hospitales y grandes colectividades, así como de la llamada "cocina de ensamblaje" en hostelería (que evita la excesiva dependencia de 'chefs' especializados).