...pero mientras, trata de ser feliz. La otra noche, sábado, cenita, paseo por las gélidas calles del centro y parada en Tío Zappa. Y encuentro con amigos, conocidos o allegados, fauna diversa. Mariló, a la que un día terminaré viendo en una peli de Almodóvar, y Mauricio Gil Cano, haciendo un máster, salido de una peli de época. Un tipo singular. No sé que grado de influencia pueden tener mis comentarios, la verdad, pero me muero por ver las calles en ebullición, ardiendo como en los mejores tiempos. Coño, es que hay que recuperar la ilusión porque es el motor que nos cambiará a mejor. Fito y Fitipaldis parece que me leyeran el pensamiento. Lo juro.