¿A quién le duele en este país, además de a Jaime Peñafiel, que la princesa Letizia tenga pasado, sea periodista y caiga bien a la mayoría de los españoles porque vive un sueño? Desde hace semanas se habla mucho de la Casa Real, y no es malo. Al contrario, no debe haber temas tabú en España, y los únicos límites los establece la Constitución. A salto de mata, atento a la actualidad de mi tierra, zapeo por los programas de mañana y tarde para sorprenderme de la pésima realización que en televisión han hecho de la señal de la presentación de la Infanta Sofìa a la Virgen de Atocha. Casi de tapadillo, mal iluminado el recinto, comentaban en el programa de Ana Rosa. !Que país éste que no deja ser felices a su gente¡ (Foto EFE).Comprendo que el Gobierno quiera guardar las formas y no pasarse de cariño con la Iglesia (¿presión indirecta a la COPE por la excesiva influencia social y política de Jiménez Losantos?) pero con tantos problemas como tenemos todos para llegar a fin de mes sanos y salvos ¿no podían dar un un poco de alas a los sueños? Y luego llega esa división de Peñafiel, entre periodistas cortesanos y los que no lo son. Los Príncipes de Asturias viven una película, la de su vida, y lo hacen cara al público. Los españoles y españolas que no pueden hacerlo, tienen derecho a compartirlo, sin censuras. La Infanta Sofía, segunda hija de los Príncipes de Asturias, fue presentada hoy por sus padres ante la Virgen de Atocha, en una breve ceremonia que ofició el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela.
El concepto de periodista cortesano de Peñafiel, en El Mundo