8 ene 2011

Una semana decisiva para ser feliz


Una semana decisiva comienza el lunes próximo. Todas lo son, en realidad. Me tomo todo con otra filosofía, y ya era hora. Prometo no olvidar a quienes rápidamente han olvidado. Y tampoco a quienes, en silencio, hacen y deshacen para echarme un cable, que es bienvenido. Gracias de corazón. Me siento periodista gondolero, como dice Ruibal, que tampoco quiere ir a Roma, donde no pagan a traidores. Y quisiera tener la suerte de vivir en una casa donde los vientos den la vuelta y se divise otra realidad. Hoy he pisado una, desde donde se ve Jerez. La suerte de algunos me maravilla...


Lo hecho, hecho está, con la mejor de las intenciones, como esos meses tan apasionantes vividos en Onda Cádiz TV. No sé qué pasará en los próximos días, nadie sabe, al final, qué será de sus vidas. Por eso no voy yo a ser más que nadie. Total, hay cosas que no dependen de uno, sino de Dios. ¿O son la totalidad? Va ser que sí. Pero nada será igual, la crisis tiene la culpa. Ya conozco estas penas y se sale de ellas, con amor, esfuerzo y cariño por quienes te aprecian aunque no te lo digan. Esta vez el teléfono no se ha quedado mudo, antes al contrario, está de lo más locuaz. Lleno de ideas, de ilusiones.

Hoy me he enterado que unos amigos, gentes solventes, se han largado a vivir a otra comunidad autónoma porque ellos, gentes de meditación y espíritu sano, creen que un tsunami acabará con la costa de Cádiz en pocos meses. Y que como no hay planes de evacuación, nos vamos a jartá de agua. Coño, igual hay que cambiar de aires, subir unos metros por encima del nivel del mar. Y resulta que Dios escribe con renglones torcidos. Tengo algunas citas que cumplir, gentes a las que amar y defender, que me necesitan. Os quiero. Nos vemos pescando atunes en el paraíso, cualquier tarde (Escuchar).