El ministro de Fomento, José Blanco.
Vengo contándolo desde hace semanas, las obras del segundo puente sobre la bahía de Cádiz se van a ver ralentizadas un año como mínimo. Los pusilánimes que llevan al PSOE a una histórica derrota censuraron al diputado Salvador de la Encina por admitir, en mi tertulia de Onda Cádiz, la pura verdad. Un político que no oculta la verdad, qué raro.
Aquí se va a liar parda, sin es que queda vergüenza torera en mi provincia, a la cabeza del paro, con un 32% de gaditanos y gaditanas frenados en seco, según el informe de Analistas Económicos de Andalucía, del grupo de estudios de Unicaja, que llevan quince años haciendo informes. Hay que ponerse manos a la obra, el que quiera que se arrime a trabajar por Cádiz, a darle la vuelta a la estadísticas y el que no que le den por el culo, directamente. Yo estoy 'jarto'.
Sigo con lo del Segundo Puente: Luego vino Luis Pizarro y dejó a De la Encina (lo intentó) a los pies de los caballos, Griñán dijo que la obra era prioritaria, y Blanco siguió en la misma línea semántica. Lo que cuenta Jorge Bezares -le debe haber costado trabajo, con la de buenos amigos que tiene en el poder, pero es un buen periodista- en Diario de Cádiz no es una novedad. Lo sabíamos muchos, lo presentíamos más bien. Y lo hemos advertido.
Blanco dice que no piensa dar la lista negra. Craso error de comunicación de su equipo: acaba de convertirla en el objeto máximo de deseo de todos los periodistas y de las comunidades autónomas. Es una información pública y me importa un pepino que se incendie políticamente toda la piel de toro, hay que publicarla. Si hay tijeretazo, se cuenta. Y como corresponde al Gobierno, habrá de explicar qué criterios sigue para "reprogramar" algunas obras, rescindir otras y dejar en el cajón del olvido al resto. Ahí reside la clave.