Madrid desde Moratalaz. Foto en Flickr
Facebook te permite hacer tantas cosas, como por ejemplo ayudar a quien te lo pide. Constantemente has de hacer todo lo que puedas por los demás. No has de esperar nada del Universo, porque actúa cuando le parece oportuno. Dios es así. En estos días he pasado de todo, más malos que buenos momentos, pero aguanto porque hay sonrisas, manos, abrazos, amigos de antes y nuevos, recién llegados a mi vida, dispuestos a todo. Y en casa está todo lo demás para no perderme sin remedio por el mundo de las dudas y la tristeza.
De estos días me extraña que personas a las que creía dignas, movidas por causas nobles, resulten ser despreciables en grado superlativo. Me duele el doble, por lo que son y por lo que yo creía que eran. Jodido. Hoy me acuerdo de mis primos de Madrid, de Antoñita y Paco, que me acogieron en su casa recién llegado hoy al Foro, a aprender más de esto de la política y el periodismo. Un mundo nuevo, una ciudad tan compleja que luego tuvo pocos secretos y me atrapó para toda la vida. Pero Madrid es una ciudad de acogida. Una gran urbe.
Vivían, vivimos, en Moratalaz, en un modesto pero muy confortable ático desde donde se veía medio Madrid. Me dieron cariño, apoyo cuando más lo necesitaba y no les olvidaré nunca. Esos fines de semana de cervecitas, de cine y paseos, de pelis en el Plus, partidos de fútbol y cenas entre risas. Habría rodado muchos capítulos de una serie de tv con ellos. Geniales, les quiero mucho.